Hoy comienza un nuevo año. Tenía la costumbre de planear mi año durante estos días. Hacer mis buenos propósitos, tales como hacer más ejercicio, comer más sano, aumentar mi consumo de fruta, quedar más con mis amigos,... pero este año, no tengo ganas. Ayer mismo comentaba que se me había desvanecido la ilusión.
El año pasado me enseñó que de nada vale planear a largo plazo, que tengo que prestar más atención al día a día. Se me olvida vivir el presente. Siempre me adelanto. Planeo como será el cumple de uno y de otro, que fiestas hay en el calendario para hacer un menú especial, pienso en las vacaciones y las organizo con mucho tiempo. Y ¿sabes qué? De nada me sirvió en 2020. De nada sirvieron las hojas de planning que tenía para cada acontecimiento. Y también ¿sabes qué? que no pasó nada en absoluto. Todo fue de maravilla, sin tener que prestar atención a cada detalle, a cada evento, a cada vela, ni a cada plano de la cámara.
De nada sirvió haberlo diseñado antes. Así que he aprendido algo muy valioso, voy a intentar (como me costará) no adelantarme a las cosas, vivir el ahora y gozar de él.
Es impensable pensar en nada que sea superior a una semana. Lejos queda para mí el 15 de enero, así que hoy día 1 voy a vivir intensamente este día.
Hoy me he levantado tarde, he desayunado con mi familia en la cocina, he dado un paseo con N. hasta la plaza, he comido rico rico en el salón con mantel una receta de Jamie Oliver que ya me sale a las mil maravillas, he visto HOME ALONE (indispensable en navidades), he dado un largo paseo con J. charlando sobre la vida y después de acicalar a los ositos, me he puesto a escribir. Hoy es un buen día. Hoy, ha merecido la pena.
Haz que tus días también merezcan la pena. Sencillamente.
Te comparto unas fotos de la nieve que hice para vosotras. La primera con la cámara el 29 de diciembre y las dos de abajo hechas con el movil el 30 de diciembre:
Gracias por estar ahí.
Haridian